11-M, in memoriam

En el decimoséptimo aniversario del cruel y miserable atentado del 11-M, Junta Islámica no quiere que se olvide aquel acto terrorista deleznable que costó la vida de 191 fallecidos y 2057 heridos. Un hecho dolorosísimo para la sociedad española que aún hoy, tantos años después, nos estremece por la sinrazón y por la crueldad de lo acaecido.

El terrorismo, brazo armado del totalitarismo ideológico, tiene por bandera coartar la libertad de ser de las personas mediante la violencia. Una violencia que los deshumaniza, que somete y amedrenta, que no deja vivir. Ese día en Madrid se vivió esto, un ataque contra los valores más elementales, contra nuestra intimidad, contra nuestro existir. El terrorista cree que con miedo puede coartar a hombres y mujeres libres para obedecerles, para doblegarse ante ellos. Sin embargo, difícilmente lo consiguen aún se llevan vidas en su intento. Que pago tan terrible a una simple ideología fanática.

Monumento de las victimas del 11-M en Madrid

El recuerdo y la memoria son un sano ejercicio para conocer los errores del pasado y evitarlos en el presente. De esa forma podemos honrar a esos inocentes que fallecieron o que fueron heridos bajo las acciones de unos desalmados guiados por una ideología fanática, llamándose falsamente musulmanes, diciendo –blasfemamente– que lo hacían en el nombre de Allāh.

Quizás, para nosotros musulmanes, este sea un punto de dolorosa reflexión: ver como se ha usado el nombre de nuestro camino vital (dīn). Desde entonces hasta ahora hemos visto infinidad de terroristas que se autodenominaban musulmanes y que rompían los principios más básicos de nuestro camino espiritual (dīn) para contentar a una ideología cobarde y enferma, que como un cáncer corrompe todo lo que toca. Destruyendo lo sano, la paz (salām) que debería reinar en los corazones.

La naturaleza del islam es luminosa, nuestro Profeta ﷺ portaba un mensaje de paz, de comprensión y convivencia, y Allāh, que exaltado sea su nombre, es pura misericordia (rahma). El islam llama a respetar la vida, a engrandecerla no a destruirla de manera cruel y cobarde.

Este es un mal global que también ha tocado a los espacios donde el islam se mueve. Como en tantos otros espacios, el totalitarismo, ha penetrado sin permiso hasta lograr aposentarse cerca de lo islámico. Una vez allí consiguió copiar discursos y prácticas estéticas y adaptándolas a su ideología. Y ante la imposibilidad de vencer en el combate dialéctico porque nadie acepta de buen grado una coacción de su libertad, optó por la violencia más salvaje y cruel. Una violencia que empezó siendo simbólica, con las palabras y los advertidores que todo cuestiona, y que acaba entre bombas y cuchilladas. El terror siempre es vacío, estéril y no tiene justificación alguna.

Dice Allāh, que exaltado y elevado sea, en El Corán: «Allāh no otorga su guía a quienes a sabiendas hacen mal» (Corán 9:109). Esta aleya nos invita a reflexionar por qué ningún acto de violencia, de injusticia, de coacción puede estar motivado por lo divino, ni los que lo hacen serán guiados por Allāh en su vida.

El brutal atentado del 11-M revolvió la comunidad musulmana, mostró como esta no quería saber nada de estos terroristas y propició un intenso diálogo sobre la violencia que tan lejana nos parecía. Un año después, nuestro antiguo presidente y secretario general de la Comisión Islámica de España (CIE), Mansur Escudero (que Allāh lo tenga en su rahma) propició que Junta Islámica y la CIE emitiesen una fatwa (edicto legal) condenando el terrorismo, en concreto contra Al-Qaeda y Osama ben Laden, y explicando las razones por las que estaban fuera del islam declarando a él y sus seguidores apóstatas del islam. Si el lector estuviese interesado en leerla puede hacer click en esta frase.

Diecisiete años después debemos reflexionar sobre el mundo que queremos, debemos pensar por qué aún hoy sigue la lacra con otro nombre en el islam, por qué pervive el terrorismo en casi todas las religiones y algunas ideologías políticas, por qué esos terroristas no son ni creyentes ni gente que pretende un mundo mejor… Preguntas necesarias para una sociedad global que, ahora que parece estar más globalizada que nunca, está aún más amenazada por ideologías polarizadas y verdades absolutas.

Terminemos con un oración (du‘a) sincero por todas las victimas del terrorismo, en especial las del 11-M, pidiendo a Allāh que las tenga en la parte más verde del Jardín, protegidos y honrados. Pidiendo paz y justicia para nuestro mundo. Pidiendo razón y discernimiento para todos nosotros. Pidiendo que nos envuelva con su rahma y con su Omnipotencia. Que Allāh nos proteja por muchos años. Amen.