El discurso integrista y wahabí se cuela en muchas mezquitas

Por José Ángel Cadelo para Verislam

Predicadores salafistas a sueldo recorren España adoctrinando a jóvenes musulmanes

discurso integrista mezquitas
 

Cada vez es más frecuente que determinadas mezquitas (solo algunas) de toda la geografía española anuncien a bombo y platillo la visita de un predicador. Organizan un aperitivo e invitan a jóvenes de ambos sexos (que serán obligados a sentarse en espacios diferenciados). El predicador no parece un radical; ni viste chilaba ni cubre su cabeza con un kufi o taqiyah. Sonríe, habla con cierta dulzura e, incluso, se permite ciertas bromas. El público conoce su rostro y su nombre porque se prodiga en redes sociales y concede entrevistas a youtubers. Nunca está del todo claro quién paga el viaje del conferenciante, sus dietas. Al final de la charla hay algunas preguntas. Los más ingenuos de entre los oyentes no se percatarán de nada pero, tras el estudiado y repetido monólogo, quedan en el aire algunos peligrosos mensajes: la mujer que no se cubre con hijab desde los 9 años está pecando; los musulmanes solo deben relacionarse con musulmanes; hay musulmanes radicales en algunos lugares que «ojalá fueran salafistas; pero son falsos salafistas» (esta cita es literal); los wahabíes, «dicho con todo el respeto hacia los wahabíes» (esta cita también es literal) representan una manera de vivir el Corán; no somos como los cristianos que nos rodean, que no estarán con nosotros en el Paraíso; esta sociedad (se refiere a la española) nos rechaza por nuestra fe; el islam en el mundo está siendo atacado y vivimos rodeados de gente a la que no le importa; estamos obligados a vivir de una manera muy especial; en el mundo hay un lado halal y un lado haram… «¿en cuál estáis vosotros?».

Luego viene el aperitivo, el calorcito humano y, por supuesto, la estrategia sectaria: «si tu familia no te ayuda a vivir como un verdadero musulmán, tienes que rechazarla».

Por suerte, a la mayoría de los asistentes les ha chirriado el discurso: son mayoritariamente jóvenes que cursan bachillerato o estudios superiores, chicos y chicas que no encuentran ningún problema para ser musulmanes en la sociedad en la que viven, estudiantes y profesionales que se relacionan con sus compañeros sin ningún problema.

chicas en un parque 

Esos chicos y chicas han racionalizado el islam que aprendieron en sus casas. Quieren llevar una vida como ciudadanos iguales a sus vecinos con independencia de su espiritualidad, anhelan obtener un trabajo, ser honrados, rezar, casarse con sus novios o novias, tener hijos… Esos jóvenes, por suerte, aprueban los principios constitucionales, creen en la igualdad de oportunidades, los derechos de unos y de otras, las libertades, la inclusión social, la diversidad, la tolerancia y la paz. Son impermeables a los discursos radicales. El islam, para ellos, es liberador; no lo entienden de otra manera.

Soñadores (nombre ficticio) es una de las jóvenes que ha asistido a la charla vespertina: «Me esperaba otra cosa, no este discurso trasnochado y tajante que presenta un islam insoportable; el islam es un torrente de gracia que te lleva a ser feliz, a vivir, a querer a los demás, a preocuparte por el otro, a darte, a encontrar a Aláh en las pequeñas cosas, a despertar tu conciencia, a ser feliz».

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