Las alabanzas más excelsas son para Allāh, el altísimo, el creador, quien inicia y quien moldea las formas de lo visible y lo invisible. La ṣalāt de Allāh y su salām sea sobre aquel que abre, sobre aquel que sella, sobre aquel que mantiene el absoluto valor y es digno de alabanza; sea, igualmente, sobre sus gentes y sobre sus compañeros en la excelencia hasta el día del juicio.

As-salām ‘alaykūm wa raḥmatullāh wa barakatuhu,

A veces vemos como el mal se expande e impotentes nos frustramos al no poder hacer nada. Queridas hermanas, queridos hermanos nosotros solo somos siervos de Allāh, creyentes sinceros que observamos el mundo con una mirada imperfecta e inconstante. El mal es la ausencia de Allāh, la negación de sus atributos en su creación, aún así el mal es necesario para la existencia. Recuerda a los seres de buen corazón, a los creyentes que aman a Allāh y a su Mensajero ﷺ que no hay más poder que el que detenta Él y el que sus profetas ejercen en la tierra.

Ese poder sorprendería a muchos pues tan solo se basa en la acción de recordar (dhikr) cual es la auténtica realidad (ḥaqīqa). Por eso el mal solo puede triunfar de forma aparente y eventual, no subsiste en la eternidad como la grandeza del Altísimo. Pero nosotros, con nuestro pobre intelecto, percibimos esa apariencia y ese instante como algo inacabable. Ese mal se amplifica, más bien lo amplificamos, y muchas veces por miedo o por debilidad nos apartamos del recuerdo de Allāh para dejarnos llevar por la fealdad, el miedo y la mentira.

Es en ese momento cuando Allāh, que exaltado sea su nombre, envía a sus profetas (anbiyā’) y sus íntimos (awliyā’) para que el ser humano vea ejemplos concretos. Solo así el ser humano descansa y deja de temer por instantes. Nuestros sentidos se alimentan con la naturaleza excelsa de ambos y volvemos a recordar, bajo su ejemplo, que la única realidad es Allāh.

Uno de los profetas a los que se les encomendó esta misión fue a Dhul-Qarnayn (as). Aquel que llevaba un casco con dos cuernos, el eterno viajero entre el Maghrib y el Sharq, el ejemplo de justicia y creencia. Los sabios, como el Imām al-Ghazali lo identifican con Alejandro Magno y más allá que fuese este personaje, Dhul-Qarnayn (as) representa el ejemplo del caballero, del creyente que quiere conocer y luchar por la justicia (‘adl) y la verdad.

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Dhul-Qarnayn (as) es un profeta muy desconocido para la mayoría de los creyentes. A pesar de que todos los viernes leemos su historia, su imagen no está en nosotros grabada como otros profetas. Y, sin embargo, la misión que le encomendó Allāh, el altísimo, fue de primer orden.

Es en la sura de La Cueva (18: 83-101) se nos narra acerca de su historia. Dhul-Qarnayn (as) era un hombre bueno y recto que anhelaba el conocimiento y la verdad. Por eso viajo hasta los límites del Gharb y hasta los límites del Sharq donde estaba la montaña de Qaf. En el Gharb vio el sol ponerse y en aquel Sharq lo vio levantarse como nadie lo había visto. Allí, se reunió con sabios e íntimos de Allāh de aquel lugar que le hablaron de dos seres terribles que corrompían la tierra y la creación. Se trataba de Gog y Magog. Dos monstruos que con sus hordas que contradecían la creación y hacían todo el mal que podían.

Como Dhul-Qarnayn (as) era un enviado de Allāh, aquel pueblo en los límites del Sharq, le pidió que los venciese. Le ofrecieron dinero y poder, a lo que él (as) rechazó. Y separa Su estrategia fue mucho más inteligente pues, por consejo del Khidr, prefirió encerrar a los dos monstruos tras una muralla de hierro y cobre dejándolos sin posibilidad de escapar. No tenía permiso para matarlos pues eran seres creados por Allāh y tenían un sentido en el mundo. Advirtió que en Allāh había una raḥma que ningún humano podría comprender. Los viajes, sin un gran ejercito, le habían hecho humilde y su amor y confianza por Allāh, el altísimo le habían hecho aún más fuerte.

Después de esto, Dhul-Qarnayn (as) pudo entregarles el agua de la sabiduría que se encontraba en la montaña de Qaf a la gente del lugar. Además, les advirtió que poco antes del último día, la muralla cedería, fruto de la corrupción humana, y Allāh como recuerdo permitiría que en las últimas horas la maldad de Gog y Magog invadiese la tierra como momento previo al triunfo de ‘Isa (as) y al juicio que habría de mostrar la grandeza de Allāh, el altísimo.

Al partir, volvió a su país lleno de sabiduría y conocimiento y, según cuenta los ulama’, Dhul-Qarnayn (as) construyó parte de la civilización tal y como la conocemos e incitó a buscar el conocimiento. Y con una gran lección: Es Allāh quien otorga el poder, el sentido y el fin de cualquier acción aunque parezca compleja o imposible. Ninguno de nosotros podemos aspirar a una victoria si no lo hacemos de corazón y con sinceridad.

Decía el shaykh Abdelkarīm al Jīli (as) en su obra al-Insān al-kāmil (El Hombre Perfecto) que Gog y Magog representan el ego y la corrupción con respecto a la creencia sincera. Que nuestro trabajo, haciendo dhikr y tazkiyya, es tener el valor de Dhul-Qarnayn (as) y encerrarlo pero no destruirlos, porque Allāh quiere ver nuestra fuerza pero también nuestra humildad, nuestra capacidad para aceptar el mal, que aunque instantáneo dentro de la creación.

Os invito, hoy viernes, a que cuando leáis la sura de La Cueva seáis conscientes de lo que hizo Dhul-Qarnayn (as) y como impacta en nosotros. De como deberíamos tomar su ejemplo y viajar, aprender y recordar a Allāh realzando lo bueno, lo bello y lo verdadero. Encadenando lo feo, lo malo y la mentira. Construyendo un muro sobre ellos para que esos sentimientos no toquen a los otros. Es un trabajo personal queridas hermanas y queridos hermanos. Quiera Allāh darnos la oportunidad de estar un segundo en el maqām (posición espiritual) de Dhul-Qarnayn (as), y que ese segundo transforme nuestro corazón. Amin. Pidamos a Allāh, el altísimo, y la luz de su Mensajero ﷺ para que nuestros corazones no se consuman en el fuego de la inmediatez y las palabras, antes de atisbar la plena realidad (ḥaqq bi-l ḥaqq).

Pidamos a Allāh luz y salām para ser agradecidos con su creación y superar los miedos al poder auténtico que debe regir en nuestros corazones.

Pidamos a Allāh que, a través de la pureza, incremente nuestro imān, limpie nuestros corazones y los llene de luz muhamadiyya.

Pidamos Allāh que purifique el alma de nuestros antepasados, la nuestra, la de nuestros padres y la de todos los creyentes.

Dicho esto, pido a Allāh bendiciones para todos. Que nuestras palabras estén bajo la obediencia a nuestro rabb, el señor de los mundos.