Estos últimos días han sido muy duros para todo el pueblo español en general y de forma particular para los habitantes de Cataluña y para toda la comunidad musulmana española.
Los hechos producidos el día 17 de agosto, que merecen la mayor de las condenas y las repulsas, han generado una gran sensación de miedo, confusión y expectación en la sociedad española. Ante esto solo cabe una condena unánime y una repulsa a todo aquel que quiere coartar la libertad de cualquier ciudadano sea cual sea su religión, raza o ideología.
La violencia, el caos y la impotencia son emociones que estos días hemos vivido tanto de forma física como virtualmente en redes sociales. Además, a los terribles hechos se suma una asfixiante campaña mediática, que en algunos casos carece de la deontología suficiente para abordar un hecho de este tipo. Pero más allá de la avalancha mediática, es la empatía hacia el «otro», la que nos hace solidarizarnos con las víctimas y preguntarnos, indudablemente, como medio islámico ¿Qué repercusión ha tenido para nosotros, los musulmanes españoles, estos hechos?
No cabe duda de la madurez cívico-social de los musulmanes españoles.
Si, somos musulmanes y no tenemos miedo. No tenemos miedo porque los autores de los atentados no son musulmanes y no practican el islam. Cualquier persona que rompe la doctrina ética de nuestro Profeta Muḥammad (saws) y malinterpreta la revelación coránica no es musulmana. Islam es ante todo buena praxis y sinceridad. Pero lo que vemos en los autodenominados fundamentalistas islámicos son gente que se apropian de símbolos y palabras, pervirtiendo el significado de estos y colonizando los imaginarios del resto de la población. Y los musulmanes lo sabemos.
Por eso, tenemos que resaltar la unánime condena de la mayoría de comunidades musulmanas españolas. A la hora de producirse el atentado la Comisión Islámica de España —presidida por Riay Tatary— había elaborado una condena firme a los hechos. A las dos horas, ya había condenas de otras comunidades y federaciones entre los que nos encontrábamos nosotros, Junta Islámica. La FEERI también se manifestó con diligencia a las pocas horas. Al día siguiente todas las comunidades españolas se habían manifestado incluidas la comunidad Ahmadí de Pedro Abad. En todos estos textos se resalta la repulsa al atentado y la solidaridad hacia las víctimas, dejando claro que estos hechos ocurridos no tienen nada que ver con el islam ni con los musulmanes. Desde nuestro medio, publicamos diversos artículos en esta línea, que se sumaron a los comunicados.
La violencia, el caos y la impotencia son emociones que estos días hemos vivido tanto de forma física como virtualmente en redes sociales.
A ello, se han unido intervenciones en televisión y radio de diferentes musulmanes relacionados con los medios como Amanda Figueras, Houssain El Ouarichi, Miriam Hatibi, Muhammad Said, Muhammad Escudero o Hisham Muhammad. Nuestra presidenta, Isabel Romero también participó con una entrevista en Al Rojo vivo de la Sexta. Todos han resaltado panorámicas generales para el público en general sobre el tema ayudando a comprender mejor la realidad que acontece. Pero hay que resaltar, igualmente, que los climas de los programas informativos no han sido los más deseables para los colaboradores musulmanes.
También los musulmanes españoles han realizado concentraciones tanto espontaneas como organizadas con la idea de solidarizarse con las víctimas y los habitantes de Barcelona a lo largo de toda la geografía España. Estas han sido bastante respaldadas por la ciudadanía que ha visto la repercusión que han tenido los atentados para las comunidades musulmanas.
Previendo ataques islamófobos, Plataforma ciudadana contra la Islamofobia (PCCI) lanzó de forma instantánea una campaña en redes sociales —especialmente en twitter— donde se han hecho eco de las repercusiones, así como de recogida de denuncias ante delitos islamófobos. Y en estos días se ha concretado el nacimiento del “Observatorio de la Islamofobia en los medios” para hacer seguimiento de posibles agresiones islamófobas en medios de comunicación. Al igual, Movimiento contra la Intolerancia advertía del incremento de la islamofobia en España y animaba a trabajar por ello a toda la sociedad civil española. Los actos islamófobos han sido simbólicos, y al igual que realizan los fundamentalistas, se plantean como un intento de entrada en los imaginarios colectivos de la sociedad españolas. Desde tweets islamófobos —por otra parte, algo habitual— hasta pintadas y acciones vinculadas a grupos de carácter neo-nazi con el caso de la manifestación violenta contra la Mezquita Mayor de Granada. También, la micro-islamofobia y el micro-racismo opera en muchas mentes más asociada a prejuicios de desconocimiento que a significantes de odio pleno. Una de las líneas de trabajo más importantes que ahora mismo se plantean.
En la lucha contra la islamofobia y en pos de ciudadanía plena para la comunidad musulmana, hay que destacar el trabajo del Grupo Medina, que reúne a expertos independientes, simpatizantes y militantes del PSOE, y su coordinador Farid Bentria. El grupo ha realizado una actuación muy importante en redes sociales y con acciones locales coordinándose con otros colectivos y expertos de las comunidades para, de forma pedagógica, mostrar la diversidad y aplacar cualquier tipo de odio en la sociedad.
En general, y como vemos a lo largo de este análisis, el comportamiento de la comunidad musulmana española ha sido ejemplar a lo que se une el grado de empatía de muchos españoles que quieren apoyarnos en la lucha contra cualquier fundamentalismo, incluido la islamofobia. Ninguna ideología extrema que ataque la libertad personal debería ser tolerada no solo legal sino socialmente.
Ahora en el escenario que se plantea tras toda esta situación, la sociedad civil española y, en particular, la comunidad musulmana debe trabajar aún más fondo y desde una perspectiva interseccional sobre estos temas con toda la sociedad civil española. Sin victimismo propios y sin acusaciones ajenas. De forma sincera y cívica.
Así mismo, y al hilo de todas estas reflexiones, desde Junta Islámica y WebIslam apostamos por un diálogo serio en el plano simbólico donde los fundamentalistas roban elementos clave para la identidad islámica y los manipulan distorsionándolos, distorsionándonos nuestras creencias y generando aún más odio. A esto, tiene que unirse necesariamente un debate teológico islámico desde las comunidades españoles, para dejar claro que no cabe propaganda religiosa que sonría veladamente al radicalismo en ninguna mezquita ni comunidad. Los líderes religiosos islámicos deben ser quienes adviertan de estos contenidos y enseñen una doctrina correcta. Solo desde una reflexión teológica seria y adecuada podemos prevenir cualquier injerencia y formarnos críticamente como musulmanes contemporáneos.
Y todo esto debería hacerse de forma sincera, con lo que en la teología musulmana se conoce ikhlas, y pedagógica para hacer entender la diversidad que tiene nuestro país y prevenir cualquier atisbo de radicalización en cualquier lugar o medio. Fortaleciendo, de hecho, las identidades ciudadanas abiertas y democráticas. Porque no cabe duda de la madurez cívico-social de los musulmanes españoles.