Este fin de semana la teóloga británica Karen Armstrong ha recibido el premio Princesa de Asturias a las Ciencias Sociales 2017. Un premio muy merecido debido a su trayectoria teológica y divulgativa en pos del entendimiento entre las distintas confesiones. Una de las verdaderas intelectuales que aún sobreviven en tiempos de locura y post-verdad. Por eso desde WebIslam queremos transmitirle nuestras más sinceras felicitaciones por este reconocimiento.
Autora de una biografía del Profeta Muhammad, de una del Buddha y otra de San Pablo; de la historia de la Biblia, del islam, o de una fascinante y justa indagación sobre los fundamentalismos religiosos en las tres religiones. Su estilo es vigoroso, descriptivo y creíble. Es un ir más allá, incluso de sí misma. Su propia biografía es la de una búsqueda de raíces comunes entre las creencias, en la búsqueda de un Dios misericordioso y compasivo y en el intento de comprender porque nosotros nos empeñamos en destruirlo con comportamientos obsesivos y patológicos. Más allá de un poder que atribuimos a lo divino pero que tiene mucho más de humano.
Armstrong es el ejemplo de una intelectual comprometida con la humanidad y alejada del sectarismo. Una mujer valiente y creíble que habla de lo trascedente buscando puentes y rompiendo cadenas y falsas mitologías. Su disciplina, la teología, es incomprensible en España o por lo menos para cierta parte del público y de los académicos españoles. La teología en el imaginario de nuestros países mediterráneos se asocia, sin mayor reflexión ni intereses, a plúmbeos y célibes señores que disertan sobre el sexo de los ángeles u otros temas de mayor interés.
Mientras en el mundo anglosajón la teología es mucho más. Es la disciplina de los enamorados de la vida, de la indagación sobre el nosotros, pero también sobre ellos. En Oxford, Cambridge, Tübingen, Harvard o Berkeley —todas Universidades de élite— teología significa la opción de buscar un mundo mejor, de comprender lo trascendente y de articularlo en nuestro mundo. Un teólogo no es un “bicho raro” es un auténtico intelectual, es el intelectual que más conoce la intimidad humana. Y por supuesto este no tiene por qué ser de una confesión, sino que en esa teología anglosajona caben todas o ninguna. La teología es una ciencia del discernimiento, de buscar las razones profundas del ser humano. Por eso, en esos países cuando se dice teología se habla de género, de ética, de metafísica de lo cotidiano, de ecología, convivencia, ciudadanía y de la vida plena. No todo va a ser discusiones altísimas en idiomas extraños y vetustos…
La misma Armstrong se manifestaba estos días en Asturias contra del nacionalismo, una nueva y perversa mitología que nubla la cabeza de miles de personas. Un nuevo fundamentalismo más peligroso porque carece de cualquier tipo de compasión. Un mundo que ha olvidado la religión como elemento que debe amalgamarse en la esfera de lo privado para otorgar valores.
Pero esa teología de la que España se ha olvidado es un camino mucho más complejo, porque es la ciencia que necesita nuestro mundo para mejorar. Los especialistas en religión pueden dar muchas más respuestas que economistas y politólogos de tertulia televisiva, deben acercarse a un terreno vedado, en busca de entendimientos y alejado de las lógicas. Y el mejor ejemplo es Armstrong y su amplísima obra llena de respeto, comprensión y mejora. Ese es el deber del teólogo: mostrar el camino hacia una vida plena y una sociedad más sincera.
Ahora más que nunca, la comunidad musulmana hispana necesita de este tipo teología entre sus intelectuales públicos. Necesitamos gente que no repita un simple catecismo, sino que reflexionen críticamente y desde las fuentes sobre los por qué de la realidad que vivimos. Necesitamos más gente como Karen Armstrong y menos teleshaykhs de importación. Necesitamos alguien que inspire en valores y identifique los aditamentos humanos que quieren hacernos pasar por lo divino.
La batalla de Armstrong es la de desmontar los tópicos impuestos en las creencias desde un punto de vista histórico y es por eso que ella se ha convertido en una intelectual muslim friendly en tiempos de islamofobia. Una intelectual muy comprometida con la verdad y alejada de cerrazones mentales. Su análisis del Corán, del Profeta y del islam genera una voz de legitimación muy interesante en occidente por los musulmanes. Por eso, Armstrong no identifica islam con violencia —como hacen otros autores como Hungtinton—, sino explica que la violencia es un producto del tiempo y la circunstancia. Es un ir más allá de los tópicos, y eso es algo que indudablemente los musulmanes tenemos que agradecerle.
En este sentido, y reconociendo su labor y su trayectoria intelectual, WebIslam va a dedicar esta semana a introducir críticamente a sus lectores en sus principales obras como homenaje a esta gran intelectual de nuestros días. Aprendamos de su estilo y prosigamos el camino hacia un mundo mejor, más justo y tolerante.