La antropología contenida en las Epístolas de los Hermanos de la Pureza (Rasâ’il al Ijwân al-Safâ’) se enmarca plenamente dentro de las antropologías humanistas por cuanto representa una dignificación del ser humano. Esta dignidad es el principal factor que puede despertar el interés del hombre contemporáneo por estas Epístolas y por el mensaje que puedan transmitir, amén de ilustrar el estadio en el que se encontraban los diferentes campos del saber en la época de su composición.
El ánthropos ijwâniano, cuyo perfil aparece en esta magnífica obra de investigación, se corresponde con el homo fraternus, de arcilla siempre húmeda, a medio camino entre la solidez de la tierra y la fluidez del agua, antes de que el calor del fuego solar, ahora que sale a la luz del día, lo convierta en una estatua inmóvil.