Para este mes de Ramadán os quería traer una Sura muy especial, que Allah revela a su profeta en el momento que más lo necesita. Pues es durante Ramadán que el musulmán se ve envuelto en la baraka de Allah, pero también aprende a abrazar el sabr, la espera paciente.
Este mes tan especial me recuerda a esta surah tan particular. Se trata de la surah Al-Duha, “la luz de la mañana”, en ella Allah recoge al Profeta (saw) y le cuenta, tras seis meses de no haber recibido ninguna revelación que Allah siempre está presente. El profeta, tras ese período de ausencia de wahy (revelación), se sentía perdido y desolado, hasta el punto de que siente que ha sido abandonado por Allah. Es entonces cuando Allah, decide indicarle lo contrario de la forma más bella, con la luz resplandeciente de la mañana:
¡Por la luz de la mañana!
y ¡por la noche que con su oscuridad cubre!
Ni te ha abandonado tu Señor ni está descontento de ti
y la vida que ha de venir, mejor que esta, aún será.
Pronto te otorgará tu Señor y satisfecho serás.
¿Acaso no fuiste huérfano y te acogió?
¿No te encontró perdido y Él te guio?
¿No te encontró en necesidad e independiente te hizo?
Así que no seas severo con el huérfano,
y no rechaces a quien te pida
y los favores de tu Señor proclama. (Corán, 93)
La surah inicia con las promesa de Allah, garantizadas por la luz de la mañana que alumbra y por la noche que oscurece. Este contraste entre el día y la noche nos indica que Allah nos acompaña en todo momento, nos aporta luz y fuerza para poder realizar nuestras actividades diurnas y por la noche, nos permite descansar de los cansancios generados durante el día.
La promesa de la luz de Allah siempre llega
La promesa de Allah se presenta como una esperanza y conforta a Su profeta indicando que Allah no le ha desatendido ni desplazado, que el porvenir es mucho mejor y pronto, Allah le otorgará de forma que obtendrá la satisfacción absoluta. Este es, el compromiso de Allah con cada uno de nosotros, pues a veces nos encontramos en situaciones difíciles, abrasivas y no vemos un final. Sin embargo, las palabras de Allah entran en nuestros corazones y nos llenan de su rahma, una rahma que tan bien queda reflejada en esta Sura, que nos enseña que los momentos difíciles acaban siendo pasajeros y como se menciona en la aleya: Inna m’al usri yusra ¡En verdad, que la dificultad va con la facilidad! (Corán, 94: 6).
Allah nos promete que muy pronto obtendremos la felicidad y nos da ejemplos de cómo nos aporta en nuestras vidas para que seamos capaces de ver la realidad del porvenir, a pesar de la abrasión que nos puedan generar ciertas situaciones terribles:
¿Acaso no fuiste huérfano y te acogió?
¿No te encontró perdido y Él te guio?
¿No te encontró en necesidad e independiente te hizo? (Corán, 93: 6-8)
De nuevo, las palabras dedicadas al profeta en el momento que más lo necesita, nos hablan a cada uno de nosotros y nos hacen reflexionar. A medida que pasan los días, más avanzamos en nuestro camino, habiendo empezado el trayecto siendo totalmente dependientes y vulnerables. Una y otra vez, Allah nos hace recordar como fluye su rahmay cómo nos obsequia con su luz.
Conectar con Su rahma
La surah concluye indicando cómo alejarnos de esta sensación de estar desconectado con la rahma de Allah. El mejor antídoto es recordar a aquellos que necesitan más que nosotros y están actualmente pasando por una dificultad mayor. Para el huérfano —prosigue la aleya— no seas duro con él y al que pide, no le rechaces. He aquí la importancia de ponernos en la piel de los demás y no dejarnos sumergir en el falso espejo de la perfección que intentamos aparentar las personas. Esta aleya nos invita, además, concienciarnos en este sagrado mes, en el que aprendemos a sacrificar el hambre y aumentamos nuestra sadaqa tras conseguir ponernos temporalmente, en la piel de los más necesitados.
Finalmente, se nos recuerda lo esencial: las bendiciones del Rahman, que tanto nos entrega a diario, ya sea en nuestros días iluminados como en las noches oscurecidas, la rahma de Allah siempre nos acompaña.
