¿Protege el Islam a las minorías? (4): El derecho al honor, al trabajo

Derecho al honor

El Islam garantiza el derecho al honor y a la intimidad tanto de los musulmanes como de los dzimmíes. Nadie puede insultarlos impunemente ni arrojar contra ellos acusaciones indemostrables, ni mentirles descaradamente, ni darles apodos que no deseen, ni calumniarlos, ni negarles su genealogía.

En al-Furûq, al-Qarâfi escribió:

«El pacto de la Dzimma nos obliga respecto a ellos, porque están en nuestra vecindad y bajo nuestra protección en tanto que somos mayoría. La garantía se la ha concedido Al-lâh, su Profeta y la nación del Islam. Quién los agreda y ofenda aunque sólo sea de palabra pone en entredicho a Al-lâh, a su Profeta y a los musulmanes, y comete con ello una falta grave».

En ad-Durr al-Mukhtâr, manual de derecho hanafí, se dice:

“Es obligación del gobierno impedir incluso con la fuerza cualquier daño que se pueda hacer a un dzimmí, incluso las calumnias que puedan decirse de él, pues lo mismo en que están condenadas y penadas entre nosotros, deben estarlo en relación a ellos”.

Derecho al trabajo

Los no musulmanes en el seno de una sociedad mayoritariamente islámica tienen libertad, en pie de igualdad con los musulmanes para desempeñar los trabajos que deseen, a cuenta propia o de otro, hacer contratos y practicar el comercio, las artes o las ciencias. Los alfaquíes han declarado este derecho con claridad, afirmando que no se puede poner más limite a sus transacciones que las imponibles a los musulmanes. Esto excluye la práctica de la usura que no es tolerada de ningún modo para nadie en el Islam. Igualmente, aunque se les consienta la tenencia de bebidas alcohólicas y cerdos, no se les permite comerciar con ellos de una forma abierta o provocativa ni tampoco consumirlos en público.

A parte de estas excepciones, la historia del Islam atestigua que los dzimmíes han podido mantener sus costumbres y creencias en tierras islámicas y han convivido con los musulmanes durante siglos. Incluso crearon gremios monopolizando profesiones muy lucrativas como el cambio de moneda o la farmacia y otras, acumulando grandes fortunas exentas de impuestos islámicos, salvo la generalmente exigua ÿizia, que además sólo se imponía a los miembros de las comunidades dzimmíes capaces de llevar armas.

Este texto fue publicado en 2009 en el libro Islam y Derechos Humanos de Yaratullah Monturiol publicado por Junta Islámica